Incompetencia en las aulas


Porque los alumnos no estudian, no se esfuerzan. Ellos no muestran ningún tipo de interés. Cuando son pequeños tan sólo muestran interés en las series de animación, ya fueran Pokémon o Digimon en el pasado, ya sean Chowder o Flapjack en el presente. Y no hablemos de cuando llegan a la pubertad: su único y exclusivo interés radica en ligarse a una piba y, si es posible, mantener relaciones con ella para al día siguiente alardear en clase sin ningún tipo de pudor sobre ello. Así que, sin duda, la culpa es de los alumnos.

Bendita ignorancia en la que estamos sumidos.



Es muy fácil echar la culpa sencillamente a quien actúa en primer grado. Es indudable y no puede negarse que la juventud cada vez presta menos atención a los estudios y, en general, a la responsabilidad, intentado evadirse de la misma siempre que le sea posible aunque, eso sí, siendo siempre los primeros a la hora de recibir gentilmente dinero de sus progenitores.

Ahora bien, el sujeto en cuestión se comporta de una cierta forma por unas ciertas razones y, por lo general, se comporta de una manera concreta en proporción a esas razones. Si no tuviesen razones para comportarse de un cierto modo, tal vez no lo hicieran -si se me permite obviar un poco el libre albedrío de la persona-, ¿cierto? Estudiemos un poco el contexto que rodea a la vida escolar de un alumno:

  • Padres, familia

  • Amigos

  • Profesores


La influencia de los amigos es mucha, sobre todo en la adolescencia, cuando el joven en proceso de transformación a adulto busca ser reconocido en un grupo. Con respecto a la de los padres y el entorno familiar, siempre se menciona aunque realmente no se tenga muy en cuenta, pues a la vista está que los padres no parecen estar poniendo mucho más esmero en la educación de sus hijos que antes -"es bueno que se eduque y aprenda solo, así madura"-. Nos quedan los profesores, a los que nadie achaca nada cuando se habla de educación de los alumnos. "Si los padres los traen maleducados, no es nuestro problema, sino que lo es del entorno familiar". Pues muy mal, señores, muy mal, no es sino otro comportamiento típico del español medio, el "repartir la mierda" y culpar al otro.

¿Cómo no van a influir decisívamente los profesores en el comportamiento y el interés académico de los alumnos?

Pues parece que aún hay profesores y maestros a los que esto les entra por un oído y les sale con la frescura de una brisa por el otro, como si no fuera con ellos. ¿Pero no os dais cuenta de que muchos de vosotros sois los causantes de que el alumnado no preste atención? Hay profesores muy buenos, excelentes, sobresalientes, que con sólo escucharlos te interesas en el tema y buscas más información por tu cuenta, aunque hable acerca del apareamiento del armadillo o de la dafnia. Sin embargo, hay otros a los que les falta todo lo que los buenos poseen. No tienen estusiamo, no plantean su asignatura divertida o, al menos, entretenida, llevadera, sino que dejan -tal vez siendo conscientes incluso de ello- que sea un verdadero "muermo" y un "rollazo", palabras que uno escucha muy a menudo por los pasillos de cualquier colegio o instituto español.

Los profesores no pueden sencillamente pasar de los alumnos. Es totalmente comprensible que se quemen por estar tanto tiempo con una gran cantidad de alumnos maleducados e impresentables cuyos padres no mueven un dedo por educarlos no ya como Dios manda, sino como la ley dicta. Ahora bien, este panorama debería ser muy diferente, o al menos así lo percibo yo y un gran porcentaje -por no decir la inmensa totalidad- de los estudiantes de cursos superiores, en Bachillerato, especialmente en 2º de Bachillerato. En ese curso, los alumnos se comportan mejor, respetan más a los profesores y cumplen con los plazos de entrega y de estudio. ¿Por qué ni en esos cursos la mayor parte de los profesores muestran algo de interés en enseñar, y no en dictar? ¿Qué necesitan para hacer eso? ¿Más vacaciones de las que tienen? Porque, recordemos, que pese a ser un trabajo que quema mucho y que hace a uno sentirse muy cansado, no deja de ser este esfuerzo titánico bien recompensado con una gran cantidad y variedad de vacaciones, desde una simple semana libre, hasta tres meses enteros en verano. ¿Qué es lo que quieren entonces? ¿No enseñar? Sin duda es lo que parece, pues más bien sueltan lo que "saben" -remarco las comillas- en vez de transmitir lo que sienten sobre su asignatura. Una asignatura que deberían saber mostrar con cariño y devoción, pues es a lo que se dedican, o al menos en principio. ¿Por qué, entonces, hay tantos profesores negados para la educación?

Todo este problema de los alumnos desinteresados podría solucionarse casi totalmente si los profesores mostraran más interés en el interés de los alumnos, y no solo en el dinero que reciben cada mes por recitar tres o cuatro poemas -resaltemos a los profesores de lengua, tan elocuentes con sus palabras y sus excusas, como "no me cuentes tu vida, que si te contase yo la mía". ¡Pero qué contestación tan madura! Lo siento profesor, no sé cómo no llegué a esa conclusión con anterioridad. Mis más sinceras disculpas por defender mis derechos como alumno a que no me metan de repente dos temas no dados, sino entregados en forma de folio, un día o dos a lo sumo antes del exámen, aún sabiendo que podría habérnoslo dado durante la Semana Santa. ¡Y un cuerno!-, decir cinco cosas que vienen escritas en un libro y sentarse a quejarse de lo cansado que se está.

A los profesores excelentes: ¡seguid así! Si no fuera por vosotros, estaríamos más hundidos que el Titanic y el Prestige juntos.

A los profesores incompetentes: cuando vosotros desaparezcáis, lo más probable es que desaparezca con vosotros la única incompetencia en las aulas.

Comentarios

  1. Es cierto el pasotismo de una mayoría del profesorado. Lo peor de todo es que no solamente este pasotismo se cierne a los colegios e institutos, también hay profesores incompetentes en las universidades, al menos en la mía.
    Un maestro mío de la E.S.O decía que la educación es como un taburete de tres patas: los padres, los profesores y el propio alumno, si alguna pata falla el taburete se cae. Y cierto que es.

    ResponderEliminar
  2. Ahora que estoy en la universidad, debo darte la razón: también los hay en las universidades. Manda lo suyo pasar todo lo que hay que pasar para llegar a la universidad, y que siempre haya un profesor de esos cuya cara no tienes ganas de ver a las 8 de la mañana ni en pintura porque se lo ha ganado a pulso. Y ojalá hubiera tenido un profesor en la E.S.O. como el que tú tuviste, porque había cada cafre...

    A todo esto, ¡muchas gracias por comentar! :) eso me anima a seguir preparando artículos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario