Reflexiones de un semestre

Tras una larga -verdaderamente eterna- espera, hoy han salido las notas de Historia de la Medicina. Era la única que faltaba, el resto de notas hacía tiempo que habían salido ya.

¿Qué implica esto? Que oficialmente la etapa del primer semestre ha finalizado. Ya sé qué tengo que prepararme para Junio y qué no - iba siendo hora.

¿El resultado? Mejor de lo que me esperaba. Ha sido un semestre durísimo, con muchísimas horas en la facultad y mil seminarios y prácticas, especialmente de Historia, que hicieron del pasado cuatrimestre una de las etapas más difíciles en cuanto a estudio se refiere que recuerde. Y que me haya quedado solo media asignatura -SNC, pues aunque saqué un 5 se aprobaba con un 7- es para mí todo un logro, pues pensaba que también me quedaría Historia (y quizás alguna más por el camino).

¿La reflexión? Los que hacen los horarios no piensan verdaderamente en la carga de trabajo que se nos impone. Los profesores no se preocupan por el horario de sus alumnos, ni el tiempo de estudio del que disponen. Los que organizaron el plan Bolonia lo único que quieren es disminuir el número de estudiantes que se gradúan. No tiene otra explicación.

¿Cómo puede pensar alguien que estar desde las 8 de la mañana hasta las 8:30 de la tarde es saludable o ni tan si quiera lógico? Sencillamente, no lo entiendo. Nos han tenido trabajando más que el sol, recordándonos algunos profesores lo "poco que estudiamos", y otros tantos pidiéndonos mucho trabajo extra, como elaborar temas enteros a partir de un libro porque tenemos que "adquirir competencias" o escribir comentarios de texto sobre personajes históricos que olvidaremos en menos que canta un gallo.

¿Esto es verdaderamente el plan Bolonia? ¿Obligarnos a asistir a prácticas, en muchos casos inútiles, y hacernos perder el tiempo con trabajos inútiles para casa? El plan Bolonia habla de que la Universidad sea más práctica. ¿Es práctico pasarte la tarde en la facultad, escuchando a un profesor que muestra el mismo interés en hacerse entender que en corregir a tiempo los exámenes? Tengo mis serias dudas, porque en ese caso, lo que deberíamos hacer es ir más al hospital, menos a clase y eliminar asignaturas poco útiles, refinar los conocimientos que se nos enseñan, orientarnos más hacia lo que hará el médico, y no hacia lo que hicieron los del pasado; también es mejorar la enseñanza por parte de los profesores, que muestren al menos interés en que se comprendan sus explicaciones, que no sea un simple "leer la diapositiva". Y algo importante: que se adapten a los nuevos tiempos. Resulta muy irónico que se nos exija estar a la última siempre, mientras los profesores en muchas ocasiones no se adaptan a los nuevos tiempos, acogiéndose al tan famoso "en mi tiempos se escribía a mano", detestando los ordenadores y todo lo que en potencia tenga que ver con ellos.

Y lo que más irónico resulta de todo, es que se nos exija tanto, y luego haya profesores que llevan años "dando clases" (nótese el entrecomillado, que resulta de extrema importancia) y aún no "se den cuenta" (de nuevo, nótese el entrecomillado) de que lo que enseñan no se corresponde con su asignatura... si es que enseñan algo. También podría hablar sobre la subjetividad a la hora de las correcciones de los exámenes, pero eso daría para un artículo entero, así que quizás lo trate en otra ocasión.

Eso sí, también he de decir que en este semestre han habido algunos profesores que han cumplido, a los que hay que agradecer enormemente su esfuerzo y su dedicación, y sobre todo su congruencia con nuestro calendario y con nuestras posibilidades. Ojalá hubieran más así.

En definitiva, la Universidad no debería ser un lugar en el que escuchar al profesor soltar un rollo que ni a él le interesa la mitad de las veces, durante horas -incluyendo seminarios y supuestas prácticas-, para luego volver a casa y utilizar el escaso tiempo disponible en hacer nosotros mismos los apuntes de los temas -pues ni se dan en clase- y estudiar. Debería ser un lugar de intercambio de información, de ideas, de reflexión. Un lugar donde aprender mediante la práctica, y no mediante el discurso de papagayo. Un lugar donde no se te pusieran dificultades porque sí, sino donde se te exigiera lo lógico y necesario, a la vista de la responsabilidad futura como médico.

Ahora, a por el segundo semestre. Un cuatrimestre que pinta mejor, y aparentemente mejores profesores. Ya veremos qué tal va la cosa en esta segunda ronda.